Por Félix Ruiz Rodríguez
La mente puede llegar a ser como una caja negra, de luz precaria, por la que se pasean sombras, presencias/recuerdos, ideas o preguntas que sortean la existencia o el propósito del ser. Puede llegar a ser como un dibujo en blanco y negro, trazos y formas; el bosquejo de una obra inacabada, siempre perfectible.
El Bosquejo de un animal incompleto, obra de la bailarina panameña Stephanie Lee, presentada en PRISMA–Festival Internacional de Danza Contemporánea de Panamá, el sábado 14 de octubre de 2023, nos invita a cohabitar, precisamente, con esos (sus) paradigmas existenciales que, desde la óptica del Premio Nobel de Literatura Jean-Paul Sartre sobre la conciencia prerreflexiva, nos arrojan a percatarnos o tener consciencia de cosas que forman parte fundamental de nuestra identidad.
El trabajo coreográfico de la también ganadora de un fondo IBERESCENA (2020) se fue construyendo sobre la experiencia inmersiva de su música y sonido, que evocaban la naturaleza: el agua, la selva, el canto de aves; mientras una figura en contraluz ingresaba al recinto del blackbox de la Fundación Espacio Creativo.
La imagen se desvanecía en la oscuridad y volvía a aparecer con una nueva proximidad y perspectiva, permitiéndonos reconocer o acercarnos a la identidad de ese recuerdo. El Rostro de las preguntas que Lee se llegó a hacer al crear esta pieza. Ese ¿Quién soy? E incluso las reflexiones sobre su abuela, que ella misma reconoce se planteó y que la llevaron bosquejar su identidad incompleta.
«Al igual que yo la obra sufre una constante transformación. No siempre es la misma, porque hoy yo no soy la misma de ayer. Cambiamos todo el tiempo. Me gusta entregar lo que soy en el ahora y por eso la obra no siempre se verá igual», expresó la bailarina en un breve conversatorio, al cierre de la presentación, al referirse al trabajo de improvisación que juega un papel fundamental en la pieza.
Los paradigmas existenciales de Stephanie Lee señalan una búsqueda continua, y seguramente la han transformado como artista y ser humano. Pero a su vez se mantienen latentes y fijos, como la prospección de una respuesta o identidad en las manos vacías, en señal de desconocimiento propio. O como la mirada clavada a la nada habitada —por el público— que sostenía rendida, al sumergirse lentamente en la oscuridad de aquella caja negra, de luz precaria, que podría ser una mente en búsqueda de respuestas.
Este blog lo edita Salvador Medina Barahona con la colaboración de
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